Cuando uno intenta escribir no hace más que plasmar el desarrollo de las ideas de las experiencias alguna vez vividas. Ya decían Alvarado y Yeannotegui que la narración se relaciona con el conocimiento que se adquiere a través de la experiencia. Si bien en todas las culturas hay narración, cada una tiene su propia forma de análisis e idiosincrasia. Las autoras afirman mediante una cita perteneciente a Hayden White que no hay cultura que no organice el conocimiento en forma narrativa y no lo transmita mediante relatos. Para benjamín, las buenas narraciones no interpretan los hechos que narran sino que dejan que quién lee encuentre el sentido y la enseñanza. Y que por eso las buenas narraciones resisten el paso del tiempo, porque cada vez los lectores les asignan un sentido diferente. El narrador claramente no es el autor, por lo que hay que diferenciarlos y eso nos cuesta. La sola existencia de un narrador en nuestros textos no debe inhibirnos al pensar lo que dirán los demás sobre nuestros propios textos y lo que pensamos, porque nuestros textos pasan a ser ajenos y ya no somos tampoco nosotros los protagonistas de los mismos. La narración impone coherencia a los hechos y eso ayuda a que la ilación sea más firme. Según Barthes, la existencia de catálisis demora a veces una lectura y todo se basa en una larga descripción que produce un desbalance y hace que pase todo a último momento, aspecto que creo yo no está mal, porque genera tensiones y suspenso, pero que también parece que el autor nunca terminaba de redondear la idea y la dilataba. Debemos saber para conocer ese aspecto que todo elemento dentro del relato tiene una función y que a veces una descripción más no es en vano, porque ayuda a seguir una línea y conseguir una verosimilitud, por lo que el uso de, por ejemplo, la Metonimia y metáfora son recursos siempre válidos como conectores o indicadores de realidad.
Es muy difícil lograr en los textos aquellos que manifestaba Piglia, las dos historias, y demostrar que la historia dos no es secreta, sino enigmática. De hecho no se si lo logré en mis escritos. Quien lo logra seguramente ya pasó la barrera del aprendizaje y la inhibición. Igualmente, como manifestaba Cortázar, uno jamás puede lograr describir la maravillosa, dulce y violenta sensación que se experimenta al escribir un cuento.
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