En esta oportunidad me pasa algo similar. No es lo mismo que con Walsh, por el que tengo admiración, y a quien vengo leyendo hace varios años. No me dio tan buena primera impresión como Salinger. En fin, no me gustó, por eso dilaté tanto esta entrada y por eso voy a ser breve en el análisis de cada uno de los tres cuentos.
¿Porque no bailáis?
Una pareja decide comprar los muebles de un anciano que realizaba una venta de garage, cuando se percatan que el anciano no solo era mal negociante sino que poco le importaba la venta en si y los invita a bailar a su jardín. El hombre no tenía rasgos de ser alguien agresivo, pero tampoco una persona muy cuerda. El hecho de ofrecer whisky a cada rato invierte en nosotros, los lectores, la probabilidad de que algo pase, algo no muy bueno. Pero no. Un cuento más que se queda en insinuaciones, en supuestos, en conjeturas, en “no-noticias”, “no-sucesos” y que libera la imaginación. Puede ser que a veces la imaginación se nos libera tanto que nos sentimos atrapados por no saber hasta donde llegar, o por tener demasiada libertad. La falta de límites muchas veces puede ser una cárcel, y de las peores. A veces lo importante es lograr imágenes y no concreciones, y lograr que los tiempos sean concretos para contribuir a la fluidez de los sucesos, y eso si Carver lo logra a la perfección.
De que hablamos cuando hablamos de amor
Primero el título me recuerda a Calamaro Andrés. El basamento del texto es el diálogo entre dos parejas que discuten sobre el amor. Lo interesante en este texto no es la resolución sino la significación de las frases y el dialogo en sí: cargadísimo de connotaciones, explicaciones, acotaciones y descripciones. Como en todos estos escritos de Carver, la supuesta historia dos nunca aparece, ni se nos da la pista para descubrirla. El alcohol y las relaciones son otra vez el eje circundante. La cocina a oscuras sí marca una idea. La de final. No sabemos de que tipo, si violento, sexual o simplemente se le acabó la resma al escritor.
Una cosa más
Básicamente la escena de una discusión entre tres partes. Una pareja y su hija. Una reseña de hechos a modos crónica que se convierte en diálogo, que se convierte en punto de vista, que se convierte en descripción, descripción exhaustiva como siempre, y como siempre no se que onda, porque el tipo se fue, pero nos e fue, les hizo algo, peor no les hizo nada, y otra vez la no-noticia, y no se me ocurre metafora o analogía de que puede ser. Impotencia para él, el de las iniciales, impotencia para mí por no saber.
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