“Promesas”
¿Por qué será que el Che tiene esa peligrosa costumbre de seguir naciendo? Cuanto más lo insultan, lo manipulan, lo traicionan, más nace. Él es el más nacedor de todos. ¿No será que por eso sigue siendo tan extraordinario, en un mundo donde las palabras y los hechos muy rara vez se encuentran, y cuando se encuentran no se saludan porque no se conocen? Eduardo Galeano lo escribió alguna vez y mantiene ese problema hasta el día de hoy.
Aquí se suscita el problema más importante que se me planteó en este último tiempo. Un problema verdaderamente existencial para quienes pregonamos esa idea de mancomunión entre la acción y el discurso. Res non verba es una locución latina que refiere a la difusión de la “No demagogia”, producto ideal para una sociedad donde el aparato comunicacional y la figura de emisor-receptor están tan degradados por los políticos y comunicadores de turno, que la distorsión de la realidad mediante el discurso se vuelve moneda corriente. Aquí entonces aparece la dificultad de realización de la mayoría de los objetivos a corto y largo plazo, de mínima y de máxima, de cabotaje o internacionales.
Cuando todo un pueblo se deja guiar inconscientemente por un discurso que parte de una falacia es muy posible que crea la idea de que el resultado indefectiblemente se va a plasmar. Aunque esto nunca suceda. Cuando uno lee los ensayos de Berger piensa que en un momento se va a convertir en un verdadero ensayo y abandonar el formato crónica donde los indigentes y los colonos malvados aparecen en primera plana. Pero nos desilusionamos y nunca se propone a preguntarse y repreguntarse, solo recurre a lo fácil. Narrar lo que ve y se queda en la promesa: Indigentes y necesitados son parte de la crónica de lo real, y hasta incluso el término indigente es despectivo.
La dificultad y los límites de la crónica son finitos y responden a esta teoría demagógica. No avanzan, muestran un espectro y se quedan, no se trasladan, se estancan en las palabras, y luego, como Gastón Pauls se van en su Peugeot 307 ultimo modelo a la casa, tranquilo de que se consiguió una buena nota. El orgullo frente a una situación que requirió poco trabajo y gran cuota de azar es digno del argento. Si algo no se puede cumplir, lo dejamos librado al uso de azar como método diario y a la desmemoria del pueblo, un pueblo y unos dirigentes que sufrieron la pérdida del don de la vergüenza y ganaron el don de la falta de la humildad. Capote dice en el Prefacio de Música para camaleones que durante varios años se sintió cada vez más atraído hacia el periodismo como forma artística en sí misma, y creía que el periodismo como arte era un campo virgen, por la razón de que muy pocos artistas literarios habían escrito alguna vez periodismo narrativo, y cuando se atrevieron a incursionar en dicha aventura descubrieron que su trabajo había cobrado la forma de ensayos de viaje o de autobiografías, promesas que no afectan a nadie si no se cumplen. Esas historias si estaban mas vinculadas a la literatura de lo no ficcional y daban un vuelco para con las meras crónicas que se venían gestando. Las ideas de capote sobre la conjunción de géneros para completar una idea general estilística terminaron de marcar los límites entre ficción y no ficción.
La no existencia actual de un rol de periodista como bicho de redacción hace que se amplíen enormemente sus campos de investigación, ya que esta apertura en cuanto a lo estilístico determina también la posibilidad de ahondar en nuevos caminos, los que buscan ser retratados. Aquí los discursos son mas sutiles, los tiempos lineales son otros, la reproductibilidad de los textos contribuye y las promesas no son las mismas. Una promesa de Walsh de resolver un fusilamiento no puede ser la misma de Scoili al querer implantar turnos eficientes y computarizados en los hospitales. Si logra eso es probable que pueda llegara a ser presidente en lo inmediato. Cosa que no sucederá nunca. Sus promesas no se condicen con la acción. Es preferible callar y parecer un idiota, que hablar y despejar las dudas.
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