martes, 20 de mayo de 2008

Reflexión sobre el género crónica

Ya decía Ulibarri que no debemos escribir todo lo que vemos, sino lo que sentimos conveniente trasmitir. Creo que la importancia de una crónica pasa por ese lado: el de intentar plasmar la impronta del momento y utilizar estrategias para que el lector se sienta informado y a gusto al deslizarse por la lectura. Fabián Polosecki hablaba de contar historias buscando “lo extraordinario en lo cotidiano”; Me parece que el trabajo del cronista consta de eso, relatar desde el trabajo de resaltar las pequeñeces que hacen al todo, siempre buscándolas en las cosas más simples, y de paso, trabajar cierta estética para que el lector se sienta atraído y pueda satisfacer sus ansias de conocimiento. Muchos autores de la “Argentina Crónica” hablan de suplir con palabras lo que otros medios de comunicación brindan con imágenes o sonidos. Estoy de acuerdo en parte con ese supuesto. Es muy difícil llenar el agujero de la imagen y el sonido con la mera palabra: hay que tener una percepción muy sutil de las cosas para no dejar librado al azar ningún aspecto como lo hace con fuerza la imagen. Por eso el video-clip es tan audaz y categórico; llena todos los vacíos mediante la imagen y el sonido. Por eso Truman Capote lograba esa contundencia en sus escritos, el tenía un poder de descripción y síntesis conjuntas inigualable que se asemejaba a la descripción concreta e irrefutable de una imagen auténtica, y no de una representación o solo un aspecto de la misma.

Sabemos que tenemos varias premisas frente a la producción de una crónica: antes de empezar, debemos ver hacia que público va a estar apuntada y desde que perspectiva la vamos a encarar. Luego estar a atentos a todos los detalles que nos pueda brindar el trabajo de campo, la entrevista, la fotografía física y mental, la atención, los detalles y la selección de las palabras por parte de los canales de envió de información: ¿Qué nos quieren comunicar los carteles, los entrevistados, los discursos, la disposición de los objetos, los colores, las señales de status, etc.?

Finalmente tratar de congeniar los diferentes aspectos conseguidos y plasmarlos al papel, mezclando géneros y logrando una amalgama cubista, y además pensando que será leído por alguien en diferentes momentos, por lo que debemos pensar en el paso del tiempo y en la misma temporalidad; Resignificar las respuestas y conseguir climas, que son parte de todo una clave tonal que debe tener el texto.

Es sabido que en nuestro país es muy difícil hacer una investigación duradera si uno no es un periodista free lance. El blog de autor y la crónica de autor son vehículos que refrescan y potencian la idea del cronista libre. Trabajar con tiempo es fundamental, cosa que los diarios no buscan. Caparrós hablaba del intento fracasado de atrapar el tiempo. Yo creo que algo de eso hay: por lo menos dejar las temporalidades marcadas y plasmar un reflejo de época en un lugar determinado, lo cual será difícil de comunicar en otra forma y en otro lugar espacio temporal. Y ese tiempo esta reflejado en el aire de la nota. El aire se consigue mediante la estructura eficaz, para poder respirar, para la pelota, pensar y continuar. Esos silencios que usaba Polo en sus programas eran el tiempo justo para pensar, no repreguntar ni aturdir, recapitular y volver a empezar. Muchas veces estaba en el barrio, o en lo marginal de la ciudad, buscando esos detalles que hacen a la historia que se quiere narrar. Es en esa marginalidad en la que es más fácil encontrar esos indicios que ayudan en las crónicas.

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