jueves, 27 de marzo de 2008

Carlo Ginzburg. Raíces de un paradigma de referencias indiciales

Son los detalles triviales los que en determinadas ocasiones aportan el camino hacia un descubrimiento. Ginzburg, sostiene que Freud, Giovanni Morelli y Sherlock Holmes (“la triple analogía”) están relacionados por un modelo epistemológico: el paradigma indiciario, en el que demostraban, de alguna manera, la capacidad de remontarse desde datos experimentales aparentemente secundarios a una realidad compleja no apreciada en forma directa. Entendiendo como indicio al detalle (creaciones del Inconsciente para Freud, para Morelli los rasgos pictóricos en los cuadros, y para Sherlock Holmes pistas involuntarias en sus casos), son esos detalles quienes encierran la clave para acceder a una realidad más profunda, que resulta inabordable desde otros métodos; Es allí donde aparecen aquellos movimientos sustraídos al control de la conciencia (o el subconsciente). La diferencia entre indicios y síntomas, radica en que los síntomas son una contigüidad entre efecto y causa, por lo que la presencia del efecto nos remite a la presencia necesaria de la causa. Para los indicios la contigüidad no es necesaria, es sólo posible.

El autor llama la atención sobre la existencia de un milenario paradigma (algo que la población construyó en conjunto, colectivamente) de los indicios individuales, de lo único registrable en la personalidad, de un arcaico método de construcción de conocimiento capaz de obtener notables resultados concretos, que suelen ser sorprendentes: hoy son usados, claro, en la historia del arte, en la criminología y el psicoanálisis.
El paradigma indiciario no es un paradigma de lo universal sino un paradigma de lo particular. Ya lo decía Freud con eso de “No debe tomarse como objeto de atención todo el sueño, sino los fragmentos singulares de su contenido.” Lo que se practica en este caso es una taxonomía, una mera clasificación o discriminación, una operación selectiva.

Guinzburg expresa que la historia es “la disciplina de lo concreto, lo irrepetible, lo singular y lo cualitativo” y manifiesta que el conocimiento de la realidad al que puede acceder el hombre es “indirecto, mediado y fragmentario”. Finalmente habla categóricamente de una cierta proximidad entre humanos y animales, demostrando que no son tan nítidos los límites entre uno y otro.-

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